Aunque tiene mala prensa, en realidad es una verdura muy nutritiva, apetecible y multifacética.
Deben existir miles de platos en los que la patata, la querida y popular papa, sea el ingrediente principal o el elemento clave. Es que debido a su sabor, y especialmente a su versatilidad, es la elegida para combinar con verduras, quesos, huevos, carnes y una amplia variedad de condimentos como hierbas aromáticas y especies.
La papa es un alimento saludable, apetecible y muy nutritivo. Es rica en hidratos de carbono complejos (almidón), tiene un 78 por ciento de agua y variables cantidades de proteínas, minerales y cerca del 0,1 por ciento de grasas. Además, contiene varias vitaminas, incluyendo la vitamina C, vitamina B1, B2 y B3. Entre los distintos minerales que te aporta, están el calcio, el potasio, el fósforo y el magnesio.
Otra virtud de la papa es que resulta una buena elección para dietas hiposódicas (bajas en sodio), debido a que es reducida la cantidad de este mineral. Un truquito, si la consumís con la cáscara (bien limpia), incrementarás el consumo de fibra.
Seguro que escuchaste que la papa engorda, pero en realidad lo que engorda es lo que se asocia a ella. Si hacemos el puré y le agregamos un pan de manteca o varias cucharadas de crema, ¿qué culpa tiene la papa?
Las opciones más saludables: hervidas, cocinadas al vapor o asadas al horno con su piel, ya que es la forma en que conservan mejor sus propiedades nutritivas. La papa es tan multifacética que acepta todos los tipos de cocción. Hay que atreverse a las combinaciones más osadas porque, sin duda, será la protagonista.
Que sea rico y sano
Ensaladas frías: Cortarlas en cubos y agregar al agua de cocción, además de sal, 1 cda. de jugo de limón o vinagre para que no se deshagan al colarlas.
Asarlas al horno: Ya cortadas, cubrirlas con rocío vegetal, mezclarlas bien y cocinarlas a fuego fuerte para sellarlas. Salar cuando estén listas para evitar que se peguen a la fuente.
En puré o sufllé: Cocinarlas con sal y cáscara. Pisarlas recién peladas y aún calientes, agregar leche caliente, o queso crema.
Cocinarlas con cáscara: Lavarlas bien con agua y secarlas. Al horno, 1 hora.
Tortillas: Cortadas, hervirlas en agua con sal y agregar 1 cda. de vinagre. Llevar al horno mezcladas con el huevo.
Papas fritas: Cortadas en bastoncitos, sumergirlas en agua fría para que suelten el almidón. Escurrirlas y freírlas, en aceite muy caliente, de a pocas, para que el aceite no pierda temperatura y la papa no lo absorba.
Asarlas al horno: Ya cortadas, cubrirlas con rocío vegetal, mezclarlas bien y cocinarlas a fuego fuerte para sellarlas. Salar cuando estén listas para evitar que se peguen a la fuente.
En puré o sufllé: Cocinarlas con sal y cáscara. Pisarlas recién peladas y aún calientes, agregar leche caliente, o queso crema.
Cocinarlas con cáscara: Lavarlas bien con agua y secarlas. Al horno, 1 hora.
Tortillas: Cortadas, hervirlas en agua con sal y agregar 1 cda. de vinagre. Llevar al horno mezcladas con el huevo.
Papas fritas: Cortadas en bastoncitos, sumergirlas en agua fría para que suelten el almidón. Escurrirlas y freírlas, en aceite muy caliente, de a pocas, para que el aceite no pierda temperatura y la papa no lo absorba.
El dato.
Las 80 calorías por 100 gramos que aporta una papa, asada o cocida, se pueden triplicar si se consume frita.
Las 80 calorías por 100 gramos que aporta una papa, asada o cocida, se pueden triplicar si se consume frita.
Licenciada en Nutrición, matrícula 2670
publicado en La Voz-15may2011