viernes, 31 de diciembre de 2010

¿dónde estás, Señor?

¿Dónde estás, Señor?


¿Dónde estás? 
Te grité aquella mañana temblando 
de dolor, desesperado, 
y mi tristeza se elevó hecha grito 
en la tranquila paz de tu Sagrario. 
¿Dónde estás? 
Volví a gritar con voz más fuerte 
quebradas las barreras de mi llanto. 
¡No puedo soportar este silencio! 
¿Dónde estás, mi Señor? 
¡Te estoy buscando! 

"¡ Aquí estoy !" 
gritaste en mi conciencia. 
Y un mendigo cubierto con harapos 
me vino a visitar en mis recuerdos 
cargando su silencio resignado. 
En su mano tendida había tristeza, 
en su mirada mucho de cansancio, 
caminando las calles de la vida 
¡Cuántas veces sin verlo lo he cruzado! 

"¡ Aquí estoy !" 
repetiste con voz firme. 
Y recordé aquel niño abandonado 
que acurrucado en el banco de una plaza 
encontré esta mañana tiritando. 
Aunque era niño descubrí en sus ojos 
la dolida mirada de un anciano 
cansado ya de haber visto todo 
aunque había vivido pocos años. 

"¡ Aquí estoy !" 
Y recordé de pronto 
el andar vacilante del borracho 
que con paso inseguro por las calles 
andaba su bochorno y su cansancio. 
 
"¡ Aquí estoy !" 
Y vino a mi memoria 
la mirada perdida del muchacho 
que buscaba en el mundo de las drogas 
las sensaciones que aún no había encontrado. 

"¡ Aquí !" 
dijiste, y yo cerré mis ojos 
recordando los ojos de cansancio 
de aquella prostituta que en las noches 
traficaba su cuerpo manoseado. 

"¡ Aquí !" 
agregaste, y recordé al hambriento 
revolviendo los tachos del mercado 
buscando mitigar su hambre de siglos 
en los restos que otros hombres despreciaron. 


"¡ Aquí !" 
gritaste, y vino a mi memoria 
la cama del enfermo abandonado, 
el jadeante respirar del perseguido, 
el llanto sordo del desheredado. 
La vergüenza de los hijos naturales, 
el estéril clamor del condenado 
que fueron de los vientres arrancados. 

"¿Dónde estoy, 
has venido a preguntarme?" 
"¡ Aquí estoy!" 
en el dolor de tus hermanos. 
¡Deja de contentarte reviviendo 
en los artísticos cuadros mi calvario! 
Yo cargo con dolor todos los días 
la dura cruz de los desheredados, 
continúo sufriendo en los que sufren 
y en su sangre me sigo desangrando... 

¡Quita mi imagen de la cruz que llevas, 
de las imágenes sin vida estoy cansado! 
¡Cansado estoy del arte de los hombres 
que al mundo siempre me ha mostrado! 
Yo acepté libremente mi designio 
y a la cruz fui a morir enamorado. 
¡Pero he resucitado al tercer día 
y entre mi gente sigo caminando! 

¡Yo no soy un pedazo de madera 
ni una estatua de yeso coloreado! 
Yo vivo en el dolor y el sufrimiento 
de aquellos que los hombres marginaron! 
Andando los caminos de esta vida 
revivo día a día mi calvario. 
¡Mil veces me torturan y me matan 
en el diario sufrir de tus hermanos! 

También estoy aquí, dentro del templo 
en donde esta mañana me has buscado, 
pero es hora que aprendas a encontrarme 
en los que viven su Via Crucis, a tu lado. 
Cuando me hayas encontrado en cada uno, 
y en ellos viéndome, me hayas amado... 
puedes buscarme aquí, ten bien seguro, 
que en el Sagrario estaré siempre esperando.

 Autor desconocido       

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