a mi niña bienamada.
El otoño comenzaba a tapizar las veredascon sus ocres y dorados, y en la calle Santa Rosa surgió una nueva canción, colmando dos corazones, ebrios de dicha y amor.
Tu figura pequeñita
preanunciaba tus proezas,
siempre fuiste la pequeña,
el broche de oro, la fiesta.
Se fueron yendo los años,
sos una mami genial,
nos llenaste de alegrìa
prolongando nuestro afán,
y en hilo azul y rocío bordaste
para las canas,
para las canas,
dos coronas sin igual.
Amadìsima Valeria,
dulce botòn otoñal,
hay perfumes de azahares
que se sienten al pasar;
serà tu vida frondosa,
llena de amor y de paz,
y a tus padres que te adoran,
en un abrazo eternizo
llevarás canto y solaz.
llevarás canto y solaz.
mtroir
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